La carne de Cordero Manchego procede exclusivamente de la raza manchega.
Su hábitat lo constituye la región natural de la Mancha, caracterizada por unas condiciones agrológicas y climáticas muy diferentes a otras donde existe ganado ovino. Estas circunstancias tienen como consecuencia que los productos obtenidos de la raza manchega, queso y cordero, tengan unas características y cualidades especialmente buenas.
Ingredientes para 10 personas aproximadamente:

4 Kg de tomates pelados y troceados
0,5 litros de aceite de oliva
1 litro de vino blanco
Pimiento verde y rojo al gusto (opcional)
2 Cebollas medianas
2 cabezas de ajos
6 hojas de laurel
20 gramos de pimienta
1 cucharada de azucar
sal
Preparación:
Partir los ajos y freírlos en la sartén. Cuando están fritos se retiran.
Utilizando el mismo aceite, freir la carne (troceada) sin que llegue a dorarse.
Ponerlo todo en la sartén (incluyendo el pimiento, la cebolla y la sal), aportar el vino blanco y el agua necesaria para cubrir la carne y dejar cocer a fuego intermedio durante 3 horas aproximadamente (ir catando para saber cuando llega a su punto).
Consejos:
Aunque se puede preparar en todo tipo de fuegos, para tener una auténtica caldereta lo apropiado es utilizar para su elaboración una perola (sartén grande) con patas y asas, o una perola sobre unas trevedes.
Meter la perola al fuego a poca intensidad e ir añadiendo sarmientos o raices poco a poco, para que la caldereta se haga a fuego lento.
Acompañar con un vino tinto de la tierra.
Curiosidades:
Caldereta es el nombre que reciben diferentes platos en España, guisos basados en una reducción de agua, aceite y/o vino con carne o pescado, así como verduras. Tradicionalmente considerados "de pobre" por su sencillez, su nombre responde a que antiguamente se cocinaban en grandes calderos. Solían elaborarse en la calle, al aire libre y con ocasión de festividades locales, costumbre que aún pervive en muchos pueblos
En El Quijote:
"Fue recogido de los pastores con buen ánimo, y habiendo Sancho lo mejor que pudo acomodado a Rocinante y a su jumento, se fue tras el olor que despedían de sí ciertos tasajos de cordero que hirviendo al fuego en un caldero estaban; y aunque él quisiera en aquel mismo punto ver si estaban en sazón de trasladarlos del caldero al estómago, lo dejó de hacer porque los pastores los quitaron del fuego, y tendiendo por el suelo unas pieles de ovejas, aderezaron con mucha priesa su rústica mesa, y convidaron a los dos, con muestras de muy buena voluntad, con lo que tenían."